¿Cuánto tiempo todavía?

¿Cuánto tiempo todavía?


¿Una pregunta sin respuesta?

¿Por cuánto tiempo será: 


  • la necesidad en el mundo?
  • contaminación del aire, tierra y agua,
  • esclavización de personas en cautiverio y la tortura,
  • el libertinaje y la falsedad; el fraude y la corrupción,
  • la inflación, la escasez de vivienda, pobreza y malestar,
  • intoxicación, embriaguez,
  • el dolor, la enfermedad, el cáncer en muchas vidas,
  • la ansiedad, la soledad, la angustia en el corazón,
  • tristeza; su tristeza . . . ¿cuánto tiempo más . . .?


¿Quién pregunta esto, usted o Dios?

¿Quién tiene la respuesta, usted o Dios?

Dios también le pregunta. 

Hace seis mil años, Dios llama al hombre:


“¿Dónde estás, ¿qué has hecho?”


Si no quiere dar respuesta a esta pregunta ahora, tendrá que hacerlo pronto.

Cada uno debe aparecer una vez delante de Dios. Nadie puede venir a Dios, solo Jesús.

Así que en Él confía.


¿Quién es Dios?             Dios es el Dios de la Biblia, el Dios de Israel.

¿Que ha hecho?             Se dio a sí mismo en Jesús para salvarte del pecado y de la muerte, y por lo tanto de la pérdida.

¿Acepta esta regalo de Dios?

La respuesta determinará la pregunta más importante su vida:


¿Donde pasaré la eternidad? ¿En la presencia de Dios o afuera de Su presencia?


Los acontecimientos mundiales indican un rápido acercamiento al final de nuestro tiempo y de la sociedad. El Medio Oriente se apresura a la batalla final. El mundo entero será envuelto en ella. Pero volverá el Señor Jesús a la tierra, y juzgará al hombre y a la humanidad en justicia.

Para ser perdido, no tiene que hacer nada. Para ser salvo, sí.

Es decir, mediante la entrega de su corazón y a su vida entera a Jesucristo.

Dios a veces da varias oportunidades en la vida de uno para aceptar a Él. No se sabe cuándo se da la última oportunidad. Este no siempre ocurre en el lecho de muerte. El hombre tiene una voluntad libre. Cuándo sigue resistiendo, Dios endurecerá su corazón. Entonces la última oportunidad parece haber terminado.

Por lo tanto, Dios dice:

“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones . . .”


Al responder al llamado de Dios, habrá paz y tranquilidad en su vida, la luz, la claridad y el entendimiento de acontecimientos mundiales:


       “Señor Jesús, vengo a Tí como un pecador y pido perdón.

         Sálvame y límpiame con tu sangre.

       ¿Quieres venir y vivir en mi corazón?

         Confío en Tí para mi vida, Amén” *